Históricamente las monarquías han sido el principal símbolo de poder en distintas civilizaciones del planeta, siendo el monarca, un rey o una reina, la figura que ostenta un poder absoluto o parcial sobre la civilización, un título que puede estar dado al conservar un linaje real o un título concedido, pero siempre con una función principal que es la de ejercer y controlar el poder.
Belleza royal, es una exploración de la búsqueda de la belleza y el poder que conlleva la misma. La belleza genera admiración, respeto, idealización, un efecto de control en sus alrededores, sentirse bella, ser bella, no importando el costo que esto represente. Es una forma de empoderamiento. Esta serie es un acercamiento a los concursos de belleza, no tradicionales, un evento donde la identidad, raza y genero, refleja relaciones de poder y políticas ocultas, ya sea entre naciones o departamentos, la elección de una persona digna de representar un departamento, una región, una nación. Para algunas personas estos reinados son considerados banales, superfluos y basados totalmente en la imagen de un ideal, generalmente muy difícil de alcanzar, ligado tradicionalmente a la belleza femenina, la búsqueda constante de la mejor representante de dicho ideal. Esta serie representa el drama de una performatividad que se convierte en un rito, que se repite periódicamente, una forma de dar vida al alter ego al que deseamos convertirnos eternamente en algún momento, pero que rara vez alcanzamos, nuestro deseo y esfuerzo para serlo siempre esta y a veces, aunque sea por efímeros momentos, lo alcanzamos y somos seres completos.
Una reina, porta una corona, el símbolo por excelencia del poder, un símbolo que identifica y da validez ante las demás personas, un símbolo que acredita como la representante por excelencia, la legitima, la única, la ganadora dentro de un espacio de confrontación, un espacio en el cual, así como hay una ganadora, hay muchas que pierden en ese proceso a veces tortuoso, doloroso, de desgaste mental y físico, pero para ganar hay que sufrir, sufrir más, sufrir menos, no importa el costo, si la meta es clara.
Una reina-royal lo es por muchas características, es la ganadora más fiel al ideal de belleza femenina patriarcalmente concebido: debe ser elegante, simpática, inteligente, con talentos, carismática, con claros estándares físicos de la belleza occidental, el ser una mujer deseada y cumplir ser el ideal de las fantasías de un público masculino, ¿pero que pasa cuando se rompe este estereotipo?, Belleza royal, muestra el instinto natural del ser humano por competir entre si, el ganar, ser admirada, ser la mejor, la más bella. En el proceso de transformación de si mismo, se genera una esperanza, una esperanza que siempre existe y es el motivador que despierta ese instinto de búsqueda a través de la transformación de si misma, para llegar a ser lo que añora desde niña.